Crepúsculo, el vampiro Pagafantas.

Publicado: junio 1, 2011 en Libros

Hoy tengo el día apocalíptico, así que voy a ponerme  los andrajos de Zaratrusta, y me voy un rato a predicar al monte a las piedras y a las águilas.

Allá vamos.

Crepúsculo.

Una muestra más de la enfermedad que corroe occidente.

Lo políticamente correcto. Basura. Bazofia.

Nos están castrando. Ken Kessey lo intuyo, lo averiguo, lo supo. Lo dejó por escrito en el Nido del Cuco. Nos están castrando. Los Mac Murphy, los  tíos grandes, semidioses, el jodido hombre libre que sigue su código, esa difícil combinación de HOMBRE, el que protege a los suyos, que  puede ser un poco cabrón a veces, pero tiene los COJONES de Clint Eastwood, A MUERTO. Enterrado, finito.

¿Qué le sustituye? Un mogollón de valores seudocristianos, el buenismo, el vivir en una burbuja de autocomplacencia, en un mundo de onanismo seudointelectual que nos está transformando en borregos.

Casi vomito leyendo este libro. No he podido acabarlo.

El vampiro es, por definición,  la maldad que atrae. La bestia sexual que hace que las mujeres rompan sus bragas. La manifestación de esa parte de nuestra psique con la que debemos lidiar, NO hundirla en lo más profundo, ya que eso solo provocara que acabemos jodidos.

Los vampiros clásicos, Drácula, la princesa Bathory,  Nosferatu y un largo etc,  eran monstruos inhumanos que se pasaban la moral de la época  por el forro para saciar sus instintos, pero eso sí, y cosa que me encantaba, eran educados que te cagas (la cortesía con la que Drácula trata a Jonathan Harker en su Castillo es impecable) y con unas sanas aspiraciones de poblar el mundo de criaturas como ellas, para quitarse un rato la soledad, a pesar de saber que la están jodiendo (Y ahí radica la cuestión, son como nosotros, son parte de nosotros. Son nuestros instintos, una sombra en la conciencia que hay que  reconocer y usarla para nuestros fines, no que ella nos use a nosotros para los suyos). Pero para ello, repito, hay que CONOCERLA.

Vampiros: Soledad, deseos de inmortalidad, ansia sexual depredatoria, desmesura por el poder…

Al cubo de la basura. Olvidar lo anterior. Aquí vienen los vampiros que arrasan, los de nueva generación, no sea que alguien se vaya a sentir ofendido.  Lo anterior es demasiado incomodo. He  aquí los simples pasos para conseguirlo.

Primero, a la bestia no-muerta, la trasformamos  en una maricona asexual  que se dedique a tratar a las mujeres con un respeto que ronde el ridículo. La quiere con locura, por supuesto, pero dentro de unos límites razonables. Nada de lanzarse, siempre tímido y huidizo, intentando ser su mejor amigo, comprensivo y cariñoso. El vampiro pagafantas. Y aquí viene lo nocivo. Al pavo en el libro le funciona. Más mierda para la mente de los chavales. Bien es cierto que le salva la vida a la pava, diréis algunos. Eso genera atracción. Me vais a disculpar. Eso no genera una puta mierda. Y punto. Menudo mensaje: acojonado, MIEDO, MIEDO, MIEDO. Niégate a ti mismo, trátala como un impoluto caballero. ¿Caballeros? No me joda señorita, no me joda. El caballero que tiene en su imaginación era un hijo puta rebozado en una armadura montado en un caballo, que era entrenado desde que era un dulce potrillo para romperle la caja craneal a hombres armados de una coz, y que pesaba más de doscientos quilos. Caballero, que cumpliendo su oficio por orden del Rey,  se dedicaba a violar  a las campesinas delante de sus maridos, para después quemarles la cosecha y reírse en su puta cara.

Segundo. El nuevo nosferatu  no debe beber sangre. Yogures desnatados, como mucho. Es cierto, se empieza bebiendo sangre y al día siguiente se puede empezar a fumar. Abstinencia y negación de los instintos. Perfecto. Pues resulta que existe la virtud de la moderación, la sobria ebriedad, que diría el Titán de Antonio Escohotado. Eso sí, para eso hay que tener confianza en uno mismo, autocontrol y un poquito de cultura y disciplina. Pero estamos tan acojonados que necesitamos que nos amenacen con  el garrote para sentirnos más seguros con nosotros mismos. Pero que ovejas somos. “Los mansos heredaran la tierra”. Los mansos heredarán a un pastor que las venderá por cuatro perras al lobo. Punto.

Tercero. Nada  de que el sol los transforme en cenizas.  Los hace brillantes, monísimos. Porque no son criaturas de oscuridad. Son…

Bueno, no sé qué coño son exactamente. Cierto es que a Drácula la luz del sol no le afectaba demasiado, simplemente le menguaba sus poderes, pero al menos tenia la puta DECENCIA de no parecer un adorno de navidad cuando se daba un garbeo por Fourcroix para buscar casa. Alegres mozos que hace que el sol les haga resplandecer… ¿El mensaje? Saquemos todos nuestros instintos  a la luz, démosles un lavado de nueva fe en la bondad inherente del ser humano, transformémonos en eunucos gilipollas y bailemos felices de la mano. Yupi. Yupi ka yea, HIJA DE PUTA.

Y arrasa, por supuesto, y por mucho que mis primas se llamen a altana, esto NO es una novela de adolescentes. Es una novela para mujeres aburridas de su vida. Cosa que me parece de puta madre, ojo, yo cuando estoy harto me piro con mis libros también, pero que una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. No me vengan con monsergas de romanticismo, que no somos nuevos, que lo que les mola es Rusel Crowne en L.A  Confidential (Lo cual esta de PUTA madre, joder, cuando una tía me lo reconoció casi me la follo ahí mismo. No lo hice, PRINGAO).

Eso si, si hay que dar un poco de romanticismo, se da. Aquí cada uno se defiende como puede.

Jesús. Os están volviendo locas. Os están metiendo tanta mierda en la cabeza que os encontráis absolutamente perdidas. Cuando os encontráis a un tío que colma vuestro instinto de protección, automáticamente necesitáis ponerle los cuernos para que la verdad no os aterre.

No queréis ser responsables de nada. Bienvenidas a la tierra de Charlie. Una espesa jungla donde nunca oiréis el disparo del francotirador que os echara al suelo. Os consuelo, nosotros estamos igual de jodidos. Nos están volviendo imbéciles. Perdidos absolutamente en la mayor de las confusiones. También estamos infectados ¿Qué coño, os creéis que no nos gustan la relaciones estables?  Darme un misógino, escarbare un poco en él y obtendremos… Tatachán ,¡ un ROMÁNTICO frustrado!. Por eso estoy en contra del romanticismo. Es el primer paso hacia el odio. Y el odio es una mierda. A mi darme toneladas de sana indiferencia. Es más sano para el alma. Y amor, por supuesto. Y respeto. Y complementariedad. Pero ahorrémonos sufrimientos. Las reglas han cambiado, a pesar de toda la bazofia romanticona que esta mas podrida que el caballo del Cid.

Joder, mataríamos por ellas. Pero es imposible.  No puedes bajar la guardia. No puede ser que la primera mujer que se te cruce en el camino sea la mujer de tu vida. Flechazos. Por el amor de cristo…

¿Dónde está Van Hellsing cuando se le necesita?

comentarios
  1. Ak dice:

    Siempre quise que Nomak, o en su defecto Blade, diera p’al pelo a los vampiros de Crepúsculo.

    A parte de todo eso, como exromantico que soy, corroboro que el romanticismo da de entera.

    • isismoking dice:

      Reconozco AK, que la imagen del Eduard, el vampiro amigo de los niños, siendo defenestrado por Nomak mientras este susurra Fenaro Opieshi es capaz de alegrar este viejo corazón.

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